La importancia de cocinar junto a tus hijos
Involucrar a los niños desde pequeños en la cocina es una estrategia bastante efectiva para que estos desarrollen una relación saludable con los alimentos. También, estas actividades fortalecen la relación padres e hijos, a la vez que invita a que se atrevan a consumir más frutas y verduras, y a probar nuevos sabores y texturas (Van der Horst K et al. 2014).
Como parte de la iniciativa global Nestlé por Niños Saludables, recopilamos algunos de los beneficios que te traerán ponerte el delantal en compañía de tus pequeños. ¿En sus marcas, listos? ¡A cocinar!
Cinco beneficios de cocinar en familia
El Instituto norteamericano para la Investigación Contra el Cáncer tiene una guía especial titulada Healthy Kids Today, elaborada especialmente para los padres. En esta se resumen varios puntos importantes para tener en cuenta a la hora de preparar alimentos con tus chiquitines. También señalan un listado de los valiosos beneficios que podrán alcanzar tú y tus hijos si empiezan a poner en práctica lecciones de cocina en casa:
- 1. Unión y comunicación: cuando cocinas con tus hijos, se abre un espacio ideal para entablar una conversación amena y entretenida sobre diferentes temas. Además, estarás construyendo recuerdos de gran valor con toda tu familia.
- 2. Acercamiento a la ciencia: ¿Tus hijos necesitan un refuerzo para mejorar sus matemáticas, sus conocimientos en química y hasta en biología? ¡Cocinar es el escenario perfecto para que practiquen de manera totalmente diferente sus lecciones de sumas, restas, multiplicaciones, punto de ebullición y hasta para que comprendan cómo contribuyen las proteínas a formar los músculos en el cuerpo humano! Motiva a tus pequeños para que perciban la cocina como un laboratorio científico (Harvard Gazette, 2012).
- 3. Buenos hábitos alimenticios: ya se ha demostrado que involucrar a los más pequeños de la casa en las actividades culinarias hará que aprendan información relevante sobre nutrición y hará que no le tengan miedo a probar ciertos alimentos, porque ellos mismos han trabajado preparándolos. Además, aprenden a elegir variedad de alimentos en las porciones correctas y fomenta en ellos el consumo del agua. De hecho, según el análisis publicado en el artículo Involving children in meal preparation. Effects on food intake en la National Library of Medicine, en el que se experimentó con 47 niños de 6 a 10 años, se encontró que cuando los niños cocinaban con sus padres, comían un 26% más de pollo y un 76% más de ensalada y se sentían más felices (Van der Horst K et al. 2014).
- 4. Habilidades ‘blandas’: creatividad, organización, autonomía, liderazgo, argumentación y capacidad de seguir órdenes son algunas de las competencias que los niños pueden aprender (y practicar) a la hora de cocinar con su familia. También es posible inculcarles sentimientos de multiculturalismo y hasta bilingüismo al preparar recetas de varias partes del mundo.
- 5. Exploración de los sentidos: desde luego, es importantísima la estimulación sensorial que se obtiene a partir de la labor de cocinar. Los niños, que están en plena etapa de crecimiento, pueden oler, tocar, probar, observar diferentes alimentos de distintas texturas, colores y sabores.
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Tips para una preparación segura
- - Asegúrate de que toda tu familia se lave muy bien las manos antes de empezar a manipular los alimentos. Recuerda, además, que deben repetir el lavado de manos después de interactuar con carnes o alimentos crudos.
- - Procura utilizar cuchillos y utensilios que sean de materiales seguros para los niños.
- - No olvides lavar con abundante agua las frutas y las verduras antes de utilizarlas o consumirlas —y enseñarles a tus hijos cómo hacerlo—.
- - ¡Pilas con las ollas calientes, las estufas prendidas y el aceite hirviendo! Ponles a tus hijos algunas reglas para que siempre se aseguren de que pueden —o no— manipular ciertos objetos.
- - Asígnale a tus pequeños ciertas tareas según sus edades y habilidades. Por ejemplo, los chiquitines que tienen entre 4 y 6 años pueden ayudarte leyendo la receta, a romper los huevos, mezclar, cortar con cuchillos de plástico o de mantequilla (sin filo), medir los alimentos, entre otras funciones. Los niños desde los 7 años en adelante pueden picar y pelar alimentos (con supervisión y con los elementos adecuados para ellos), ayudar a hornear, inventarse sus propias recetas y, claro, lavar los platos.
Tres recetas fáciles y divertidas
Para menores de 5 años
- - Smoothie de arándanos y banano: además de ser súper nutritiva, esta receta ayudará a que tus hijos se familiaricen con algunas frutas y sus texturas. Solo hay que insertar en la licuadora un puñado de espinaca congelada, medio banano pequeño, una taza de arándanos, media taza de avena molida, leche vegetal (o cualquiera de tu preferencia), una pizca de canela y un chorrito de miel. Quedará para chuparse los dedos.
De los 6 a los 8 años
- - Bocaditos fríos de banano y chocolate: este es un antojito dulce que funciona perfecto como snack o como postre. Implica poner a tus hijos a cortar dos bananos en rodajas delgadas. Estas rodajas deben ubicarlas en una bandeja cubierta con papel parafinado. Sobre cada una, hay que añadir una cucharadita de mantequilla de maní y encima otra rodaja, como si estuvieran armando un sándwich. Luego, la idea es llevar estos bocaditos al congelador durante, más o menos, una hora. Aparte, debes poner a calentar al baño maría —o en el horno microondas— chips de chocolate o una barra de chocolate oscuro. Una vez esté derretido el chocolate, la idea es que sumerjas cada uno de los sánduches de banano y mantequilla de maní en esta mezcla y que, nuevamente, vayan ubicando cada bocado sobre papel parafinado. Lleven al congelador durante, mínimo, una hora, y luego ¡a disfrutar!
De los 9 a los 12 años
- - Avocado Toast: esta receta está llena de proteínas, carbohidratos complejos y grasas buenas, los tres macronutrientes esenciales para que tus hijos crezcan sanos y fuertes. Todo lo que tienen que hacer es, por un lado, machacar medio aguacate hass (maduro) y revolverlo con unas cuantas gotas de limón y algunas hojas de cilantro. Aparte, en un bol, batir un huevo y luego añadirlo a una sartén caliente antiadherente. Una vez esté cocinado el huevo, todo lo que deben hacer en familia es el montaje. Pongan una rodaja de pan integral como base; luego, hay que esparcir el aguacate machacado de tal manera que recubra toda la tostada y encima poner el huevo, ¡y listo!
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